BIOENERGÉTICA. TEMPERAMENTO, IMPULSO UNITARIO Y CORAZA.

BIOENERGÉTICA. TEMPERAMENTO, IMPULSO UNITARIO Y CORAZA.

Wilhelm Reich (1897-1957) decía que todos nacíamos con una disposición energética y un temperamento, termino este último también habitual para aquellos que habéis estudiado psicología de la personalidad, o algo de filosofía, por ejemplo, a Hipócrates (460a.C.-370a.C.)

Impulso Unitario

Llamará a esta disposición energética “Impulso Unitario”, y decía que esta energía, con la que nacemos, ni se crea ni se destruye, o fluye o se estanca en distintos bloqueos corporales. A veces se dice que a través de la respiración la creamos, teorías no faltan… Desde esta concepción entendemos que a través del trabajo corporal, incidiendo en las corazas y aflojando bloqueos permitiremos que vuelva a fluir, favoreciendo que podamos empezar a responder a diferentes situaciones de la vida de un modo más efectivo.

Temperamento

Nacemos pues, con todo el potencial energético y con nuestro temperamento. Este último fruto de la herencia adquirida genética, y también por nuestra vida intrauterina; a través de las sustancias bioquímicas segregadas por nuestra madre en su gestión emocional durante el embarazo. Explicación grosso modo.

Coraza

Una vez nacidos, con ese «impulso» y temperamento de fondo, a base de algún trauma, y/o también de pequeños “disgustos” intensificados por la repetición y por las maneras de aquellos que nos cuidaban, nos contraemos muscularmente. Con la repetición de esa contención, se va fijando un bloqueo muscular, que con los años forma una estructura-coraza corporal.

Ejemplos de «disgustos», (leer la primera parte como un niño y la respuesta por ejemplo, con tono de enfado); “quiero teta… no hay teta”, “no quiero comer… pues come”, “quiero abrazo de mama… no molestes”, “tengo miedo… aguántate”

Pero no será suficiente con esto, sino que nuestro aparato cognitivo tiene que ayudar, justificando con alguna idea para poder seguir viviendo “placenteramente”, ya que tenderemos, por la propia inmadurez a no poder contestar, ni entrar en el dolor:

«No hay para mí…», “no sé lo que necesito”, “no soy suficiente”, “el miedo se aguanta solo”.

Así crecemos y nos hacemos “fuertes”, para sobrevivir a las «adversidades» de la vida, claro, al mismo tiempo nos vamos acorazando.

Bloqueos

Para el mantenimiento de cada bloqueo, para mantener el músculo permanentemente tenso, necesitamos una energía que consumimos de forma inconsciente. Esa tensión es la que hace que contengamos la emoción, y esa emoción que queda sin expresar, también necesita energía, también empuja. (Aquí podríamos hablar de la angustia desde una visión corporal, eso será en otra entrada).

La energía circula, tiende a liberarse y transformarse, y si se queda bloqueada pues eso que perdemos. Por eso con el trabajo notaremos que ganamos en energía, en vitalidad. La energía que nuevamente circula se traduce en algo tan simple como ganas de vivir.

¿Y cómo se trabaja?

Desde el trabajo Bioenergético trabajamos directamente sobre esos bloqueos, tanto musculares como emocionales y con los contenidos cognitivos que aparecen. Desde varios ángulos, aunque el cuerpo siempre está presente porque en el músculo estriado, ahí es donde se fija de fondo, es la estructura sólida donde se mantiene. Porque las emociones y los pensamientos fluyen continuamente, pero el músculo queda fijado. Si no hay atención corporal no hay posibilidad de cambio.

Desde estas premisas se trabaja en Bioenergética, desde el cuerpo principalmente, y en el proceso aparecerán emociones y podremos ir sacando capas e integrando cognitivamente, en el aquí y ahora del momento presente. Cada persona encuentra lo que encuentra, depende de lo que haya, siempre es un viaje y el viaje es hacia la “libertad”.

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